viernes, 19 de marzo de 2010

que es tener sexo?

Y tú qué entiendes por tener sexo?
No existe acuerdo en la población sobre qué comportamientos implican haber tenido sexo. Este hecho tiene implicaciones en la investigación y la educación sexual. Para una de cada cinco personas la penetración sin eyaculación no es sexo.

El Mundo, España

PATRICIA MATEY

MADRID.- Si un amigo, vecino o compañero de trabajo te comenta que anoche mantuvo relaciones sexuales, tendrás que adivinar realmente lo que ocurrió. Porque tal y como acaba de poner en evidencia un nuevo estudio no existe un consenso uniforme sobre lo que significa 'sexo' para hombres y mujeres de todas las edades.

"Entender el significado de la palabra sexo tiene implicaciones para la investigación biomédica, la educación sexual de la población y la práctica clínica... Investigadores, padres, médicos y educadores sexuales deberían ser cautelosos y no asumir que su propio concepto es el mismo que poseen sus hijos, sus pacientes o sus alumnos cuando se les pregunta sobre este tema", comentan los autores, dirigidos por Brandon Hill, de la Universidad de Indiana (EEUU).

De hecho, ¿se considera que el sexo oral lo es? No para un 30% de los participantes de la nueva investigación. En ella, 204 hombres y 282 mujeres, de 18 a 96 años, han respondido a distintos cuestionarios sobre comportamientos sexuales. Los datos, publicados en la revista 'Sexual Health', revelan la falta de consenso en su definición.

Avala esta conclusión el hecho de que "el 95% de los encuestados opina que las relaciones sexuales con penetración vaginal (PVI, sus siglas en inglés) sí responden al concepto de tener sexo, pero esta cifra desciende hasta el 89% cuando no se produce la eyaculación".

En cuanto al sexo oral, un 81% de los participantes defiende la existencia de sexo cuando se produce la penetración. Sin embargo, sólo un 77% de los jóvenes de entre 18 y 29 años creen que esta práctica es sexo, una cifra que desciende hasta el 50% en los varones de más edad y al 67% en las mujeres más mayores.

"No hay acuerdo universal en cuanto a qué comportamientos pueden constituir haber tenido sexo. Estos resultados destacan la diversidad de opiniones acerca de los comportamientos que constituyen haber mantenido relaciones sexuales. La gran mayoría cree que sí lo es si hay penetración; pero uno de cada cinco responde que no cuando no se produce la eyaculación", rezan las conclusiones del trabajo.
A tener en cuenta

En declaraciones a ELMUNDO.es Miren Larrazabal Murillo, directora del Instituto Kaplan de Psicología y Sexología (Madrid) y Presidenta de la Federación de Sociedades Españolas de Sexología (FESS), explica que el estudio confirma algo que se sabe desde hace tiempo "como es el hecho de que la mayoría crea que sólo son relaciones sexuales aquéllas en las que hay penetración, coito y eyaculación"

Esta disparidad de criterio puede tener repercusiones de todo tipo en las consultas médicas. "Si un médico tiene un paciente con síntomas de enfermedad de transmisión sexual es muy común que le pregunte sobre el número de parejas sexuales. Esta cifra, según se desprende de la investigación, difiere claramente entre los pacientes", sentencian los investigadores.

Lo mismo sucede a la hora de llevar a cabo ensayos clínicos. "Los científicos deben extremar la precaución en la construcción de preguntas, porque de no hacerlo pueden dar lugar a sesgo que distorsionen en gran medida los resultados del trabajo", agregan.

La mayoría de estudios de este tipo se han llevado a cabo en población joven, pero éste es uno de los primeros "que cuenta con participantes de todas las edades".
Una definición cultural

Uno de los aspectos en el que más hacen hincapié los investigadores es en que "existe una indefinición de qué es el sexo en nuestra cultura y medios de comunicación. Si las personas no consideran ciertas conductas sexuales, no pueden pensar que los mensajes de salud sexual que hablan de conductas de riesgo van dirigidos a ellos. La epidemia del sida nos ha obligado a ser mucho más específicos acerca de la identificación de comportamientos específicos que ponen a las personas en situación de riesgo, pero todavía hay mucho margen para mejorar", agregan.

"Los clínicos conocen esta realidad y por eso, en la primera encuesta de salud sexual que acaba de darse a conocer y que hemos realizado junto con el Ministerio de Sanidad, no hemos preguntado, por ejemplo, a qué edad fueran tus primeras relaciones sexuales, sino que hemos elaborado un cuestionario específico. Las preguntas eran claras y directas ('has tenido sexo anal', por ejemplo) porque si no se puede llegar a la confusión y el valor de la encuesta se pierde", concluye por su parte la especialista española.

Cree además que los expertos ya están "valorando que dentro del amplio abanico de las relaciones sexuales, cada persona entiende por 'tener sexo' una realidad distinta, por lo que suelen alejarse de las preguntas genéricas e inespecíficas".


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Satisfacción sexual: ¿penetración o masturbación?

Por Juan Ignacio Martínez Salamanca: urólogo del área de Medicina Sexual en el Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda y en el Hospital Ruber Internacional, Madrid.

En la literatura científica en Medicina Sexual son pocos los trabajos serios sobre comportamientos sexuales humanos que se publican. Recientemente el grupo de Stuart Brody del Reino Unido ha publicado en 'Journal of Sexual Medicine' un interesante estudio.

Los autores pretenden responder la pregunta de qué tipo de comportamientos sexuales producen mayor satisfacción al individuo o a su pareja: masturbación, penetración vaginal, sexo anal y sexo oral.

Un reciente estudio publicado también en esta revista y desarrollado en 27 países revela que la insatisfacción sexual está muy presente en nuestras vidas, afectando a un 58% de las mujeres y un 57% de los hombres encuestados. Estos porcentajes son llamativamente altos y claramente hay mucho por mejorar.

Mas allá de las convicciones religiosas de cada uno, la vida sexual es salud y así lo reconoce la Organización Mundial de la Salud en su definición del año 2002.

"Salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es meramente la ausencia de enfermedad, disfunción o debilidad. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos".

En general, se admite que los niveles mayores de satisfacción sexual en la mujer se producen tras el orgasmo alcanzado tras penetración vaginal y no tanto mediante el conseguido tras estimulación clitoroidea.

Ya Freud apuntaba las mismas observaciones afirmando que la mejor manera para liberar la tensión en una personalidad femenina madura era el coito vaginal. Fisiológicamente, tras un orgasmo vaginal la liberación de prolactina (hormona relacionada con sensación de bienestar sexual-saciedad) en 400% veces mayor que tras una masturbación.

Los hallazgos de este trabajo realizado en más de 2.810 personas, arrojan que las relaciones sexuales mediante penetración vaginal (y, por tanto, el orgasmo), son las más valoradas tanto por hombres como por mujeres en su escala de satisfacción sexual y, es más, esta sensación subjetiva de satisfacción se correlaciona de manera inversa con la masturbación.

Además, estas asociaciones se relacionaban con el número veces, es decir, a mayor número de relaciones sexuales con penetración más satisfacción y felicidad, y a mayor número de masturbaciones, menor satisfacción y menor felicidad.

Estas mediciones mediante cuestionarios de la felicidad y satisfacción individual se traducían a la pareja en su globalidad, aumentando la felicidad de ésta.

En líneas generales, este trabajo pone de manifiesto que las relaciones sexuales en las cuales se da y se recibe son más satisfactorias. En fin, que las relaciones intimas entre dos seres humanos que se quieren aumenta la felicidad de los mismos.

El Mundo, España

jueves, 4 de marzo de 2010

pareja feliz ,menos riesgo de muerte


Los matrimonios felices reducen el riesgo de ACV
Los hombres solteros y los esposos descontentos tuvieron más incidencia de muerte en un estudio.

Medlineplus

Los hombres solteros o aquellos que no están contentos con sus matrimonios parecen estar en mayor riesgo de muerte por accidente cerebrovascular que los que tienen buenos matrimonios, según indica un nuevo estudio israelí.

El estudio, que le dio seguimiento a más de 10,000 empleados públicos y trabajadores municipales entre 1963 y 1997, halló que el 8.4 por ciento de los hombres solteros morían de accidente cerebrovascular, en comparación con el 7.1 por ciento de los hombres casados. Cuando la edad y los factores de riesgo conocidos para el accidente cerebrovascular, como la obesidad, el tabaquismo y la diabetes se incluyeron en el análisis, los hombres solteros tuvieron un riesgo 64 por ciento superior de accidente cerebrovascular fatal, frente a los casados, según un informe que está programado para su presentación el miércoles en la conferencia anual sobre accidente cerebrovascular de la Asociación Estadounidenses del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association) en San Antonio.

El estudio también le pidió a los hombres que evaluaran el éxito de sus matrimonios. El 3.6 por ciento de los hombres que manifestaron estar descontentos con su matrimonio también tuvieron un riesgo 64 por ciento más alto de accidente cerebrovascular fatal, en comparación con los que consideraron que sus matrimonios eran muy exitosos.

"Quizá pedir ayuda en caso de accidente sospechado tomó más tiempo entre los que no estaban casados", señaló Uri Goldbourt, autor del estudio y profesor de epidemiología y medicina preventiva de la Universidad de Tel Aviv. "Si eso fuera cierto, quizá la probabilidad de sobrevivir a un accidente cerebrovascular sea más baja entre los que viven solos".

Goldbourt aseguró que no tenía explicación para los efectos de la felicidad sobre la mortalidad por accidente cerebrovascular. "Yo no esperaba que un matrimonio que no tuviera éxito fuera de tal significación estadística", dijo.

Pero está claro que una relación larga y feliz se relaciona con más probabilidades de tomar las medidas necesarias contra los factores de riesgo conocidos del accidente cerebrovascular, señaló Daniel Lackland, director de capacitación de posgrado de la Universidad Médica de Carolina del Sur y vocero de la American Stroke Association.

"Cuando se tienen en cuenta la diabetes, una de las mayores preocupaciones, y las respuestas terapéuticas a la hipertensión, si se tienen en cuenta cosas como el tabaquismo, habría mejor apoyo para dejar el vicio", señaló Lackland. "La pérdida de peso es mucho más exitosa si hay dos personas involucradas".

Un buen matrimonio significa "tener el apoyo que hace que la terapia se cumpla mejor", dijo. "Y es más probable que se busque a un médico cuando uno no se siente bien".

En el estudio participó un grupo particularmente especial de hombres, anotó Goldbourt. "Dudo mucho de que haya algo particular sobre Israel que cree la relación referida", dijo. "Si acaso, la pregunta correcta sería si hay algo acerca de una población migrante que crearía una relación de ese tipo".

La mayoría de los hombres (86 por ciento) eran inmigrantes, algunos de los cuales llegaron antes de que se creara el estado de Israel, señaló Goldbourt. "Una proporción nada insignificante de esos hombres había migrado de estados de persecución personal y dificultades económicas", dijo. "No sé si esto tendría algo que ver con ese hallazgo".

Goldbourt aseguró que no tiene noticias de un estudio similar con mujeres. "Ciertamente, un estudio así sería de gran interés", señaló.

"Hay ciertas sugerencias de que lo mismo aplica para las mujeres", aseguró Lackland. "Si tiene una buena relación, es algo mutuo. El apoyo social es mejor en una buena relación".


FUENTES: Uri Goldbourt, Ph.D., professor, epidemiology and preventive medicine, Tel Aviv University, Israel; Daniel Lackland, Ph.D., professor and director, graduate training, Medical University of South Carolina, Charleston; Feb. 24, 2010, presentation, American Stroke Association annual stroke conference, San Antonio.