martes, 15 de mayo de 2012

"Infecciones provocan Cáncer"

Uno de cada seis cánceres está causado por infecciones
La proporción aumenta hasta uno de cada tres en África.

El País, Madrid

Emilio de Benito Madrid

Cuando se habla de vacunas contra el cáncer se suele pensar en las específicamente dirigidas a que el sistema inmunitario ataque las células oncológicas. Pero hay otra variante, mucho más sencilla y desarrollada: las que evitan infecciones que van a ser, a su vez, causa de tumores. El caso más claro es la inmunización contra el virus del papiloma o la hepatitis. Y es que los agentes infecciosos son responsables de dos millones de casos de cáncer en el mundo. De los 7,5 millones que este conjunto de enfermedades causó en 2008 en el mundo, aproximadamente 1,5 millones se podía haber evitado combatiendo la infección previa. Los datos, que publica The Lancet Oncology, son un compendio de estudios dirigidos por Catherine de Martel y Martyn Plummer, de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de Francia (IARC por sus siglas en francés).

El hecho de que se trata de una consecuencia de una enfermedad fácilmente prevenible, como lo son muchas infecciones víricas (mediante vacunas), bacterianas (con antibióticos) o de otro origen hace que el reparto del impacto entre los países dependa de la capacidad de los sistemas sanitarios. Por eso, mientras en Australia y Nueva Zelanda la proporción de tumores de origen infeccioso es de poco más del 3%, en África llega hasta el 32,7%.

En esta línea, Goodarz Danaei, de la Facultad de Medicina de Harvard, indica que el estudio demuestra que es posible combatir el cáncer extendiendo programas preventivos sencillos, con especial incidencia en la ampliación de la cobertura para las vacunas de la hepatitis B y el papiloma, que son responsables de gran proporción de los tumores hepáticos y genitales.

Una investigación explica cómo algunos virus provocan cáncer

El papiloma, la hepatitis B y el virus Epstein-Bar engañan al sistema inmune.

Un 15% de los casos de cáncer están relacionados con un virus. Pero no todas las personas infectadas acaban desarrollando un tumor maligno. El proceso maligno se inicia en aquellas casos en que el patógeno consigue modificar su propio material genético para burlar a las defensas del organismo, según los resultados de un estudio que publica Genome Research, dirigido por Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica (IDIBELL) y del Institut Catalán de Oncología (ICO) e investigador ICREA.

Los investigadores han analizado más de 500 muestras de tejidos infectados por los principales virus oncogénicos: el virus del papiloma humano, causa necesaria para la aparición de cáncer de cérvix; el virus de la hepatitis B, relacionado con la aparición del cáncer de hígado; y el virus de Epstein-Barr, causa de algunos tipos de linfoma. Los han recogido en tres grupos de población: personas infectadas pero no sintomáticas, personas que han desarrollado alguna infección o alguna lesión premaligna, y personas que ya han desarrollado un tumor o un cáncer asociado.

El avance de la infección depende de 'interruptores' moleculares

En cada uno de estos tres estadios, el material genético del virus sufre importantes cambios en su epigenoma. Es decir, en el patrón de señales químicas -una especie de interruptores- que hace que sus genes (genoma) se expresen o no. La metilación los desactiva, y la acetilación los activa. "Cuando el virus entra en el cuerpo, en los primeros estadios de la infección, se expresa con todos sus genes porque no está metilado. Así el sistema inmune puede detectarlo y eliminarlo", explica Esteller.

Pero poco a poco, el virus consigue burlar al sistema inmune. Conforme la infección avanza a un estado premaligno, los virus van estando más metilados, lo que significa que sus genes van dejando de expresarse y, por lo tanto, al sistema inmune le va costando cada vez más detectarlos y atacarlos, explica Esteller. El virus logra este estado robándole proteínas a la célula huésped. Las utiliza para tejerse un ropaje bioquímico con el que camuflarse del sistema inmune. Sin embargo, no esconde su carga viral, que continúa activa. Cuando el tumor maligno aparece, el virus no sólo ha conseguido camuflarse totalmente, sino que con el expolio genético también ha logrado modificar el comportamiento de la célula y convertirla en cancerígena.

¿Qué hace que estos virus aumenten su capacidad de engaño? Para tener una respuesta precisa aún será necesario investigar más, pero ya hay indicios de que por un lado influyen diferencias genéticas individuales. Y por otro, hay estudios que indican que algunas exposiciones ambientales facilitan la metilación. Es el caso de la exposición al tabaco, a dosis de radiación elevada o los excesos con el sol, explica Esteller. Los malos hábitos no sólo modifican la epigenética del virus, sino que también debilitan el sistema inmunitario y facilitan que el virus penetre mejor en la célula. De hecho, cuando se detecta la presencia del virus de la hepatitis B y C se utilizan fármacos que refuerzan la actividad del sistema inmunitario. En el caso del virus del papiloma (HPV), aún no existe ningún tratamiento efectivo para aniquilarlo, sino que se aconseja extremar los hábitos saludables para que el sistema inmune se defienda de la forma más efectiva y acabe con él, explica Silvia Sanjosé, responsable de la Unidad de Infecciones y cáncer del ICO. En mujeres, el HPV supone un 55 % de los tumores asociados a infecciones.

Según ambos especialistas, conocer la epigenética de estos virus permitirá desarrollar tratamientos que eviten la metilación, es decir, que impidan que el virus robe a su célula huésped proteínas para engañar al sistema inmune. Esteller cree que estas alteraciones también podrían estar presentes en virus responsables de otras enfermedades, como la gripe y el sida.

Otras investigaciones muestran que no sólo se hereda el genoma, sino también su patrón de activación, el epigenoma. "Creemos que el epigenoma alterado por hábitos tóxicos también podría heredarse", concluye.



lunes, 14 de mayo de 2012

"Cáncer terapias alternativas"

Cáncer: estudian las terapias alternativas
Advierten sobre sus riesgos y beneficios.

LA NACION


CHICAGO (AP).- El ginseng podría servir para disminuir la fatiga asociada al cáncer y las semillas de lino retrasarían el crecimiento de los tumores de próstata, reveló un estudio sobre productos populares de medicinas alternativas.

La investigación, dada a conocer ayer, demostró que el cartílago de tiburón no tiene ningún valor para tratar el cáncer de pulmón, y los médicos dijeron que la gente no debería ingerirlo.

El estudio fue presentado en una conferencia de la Sociedad de Oncología Clínica de Estados Unidos. Los hallazgos sobre el ginseng y las semillas de lino son pequeños y preliminares, y los especialistas advirtieron que los pacientes tenían que tener precaución porque las sustancias investigadas no son las mismas que los consumidores encuentran en las tiendas.

Pero los resultados sugieren que algunas hierbas medicinales podrían ayudar en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer, síntomas o efectos colaterales. Aunque sus beneficios no han sido confirmados por ningún estudio reconocido, los estadounidenses gastan millones de dólares en estos productos, que no están aprobados por la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA, por su nombre en inglés).

Efectos peligrosos

Se demostró que algunos remedios "naturales", como por ejemplo las dosis elevadas de vitamina C, no aportan ningún beneficio y que incluso, en algunos casos, resultaron ser peligrosos para los pacientes con cáncer, expresó el doctor Bruce Cheson, médico oncólogo del Hospital de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos.

Algunos permiten que la quimioterapia funcione bien. "Pero por el solo hecho de que sea una vitamina o una planta verde no garantiza que no tenga efectos dañinos , expresó el doctor Cheson.

Los productos de hierbas varían mucho según su pureza y la cantidad y el tipo de ingredientes activos. Estos estudios financiados con fondos del gobierno federal utilizaron componentes estandarizados para poder determinar con cierto grado de certeza si tenían algún efecto.

Marilyn Marchione

martes, 8 de mayo de 2012

"Que es el Aura"

04 MAY 12 | Es un fenómeno neuropsicológico denominado sinestesia
Explican qué es el "aura"
Científicos españoles explican por primera vez el fenómeno del aura de las personas.

ABC, España

Investigadores españoles de la Universidad de Granada han descubierto la capacidad de ver el aura de las personas es un fenómeno neuropsicológico denominado sinestesia. Los sinéstetas «mezclan los cinco sentidos, al tener más interconectadas las áreas del cerebro encargadas de procesar cada uno de los estímulos, de forma que son capaces de ver o paladear un sonido, según explica la nota de presa de la universidad española.

De este modo, conocidos popularmente como «curanderos» o «santones», presentan en realidad esta capacidad, que explicaría científicamente esta supuesta «virtud»

En un artículo publicado en la prestigiosa revista «Consciousness and Cognition», los profesores del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada Óscar Iborra, Luis Pastor y Emilio Gómez Milán han ofrecido, por primera vez en el mundo, una explicación científica al fenómeno esotérico del aura, un supuesto campo energético de radiación luminosa multicolor que rodearía a las personas a modo de halo y que resulta invisible para la gran mayoría de los seres humanos.

En términos neurológicos, la sinestesia consiste en que en el cerebro de ciertas personas se produce un «cruce de cables» o conexiones sinápticas . Este hecho «les permite establecer asociaciones automáticas entre regiones cerebrales que habitualmente no están conectadas», según explica el profesor Gómez Milán, una cualidad que tendrían muchos de los curanderos que dicen poder ver el aura.

Varios tipos de sinestesia

Para realizar esta investigación, los científicos entrevistaron a varias personas afectadas por sinestesia, entre los que se encontraban supuestos curanderos, como el granadino Esteban Sánchez Casas, conocido como «El Santón de Baza».

Muchos le atribuyen ciertos «poderes paranormales», como poder ver el aura de las personas, «cuando en realidad se trata de un claro ejemplo de sinésteta», explican los autores de esta investigación.

Los autores del estudio destacan que en el caso de «El Santón de Baza» presenta sinestesia caras-color (por lo que asocia a cada persona con un color); sinestesia tacto-espejo (cuando observa a una persona que está siendo tocada o que experimenta un dolor, él experimenta ese mismo dolor); una alta empatía (la capacidad de sentir lo que está sintiendo otra persona) y esquizotipia (ciertos rasgos de personalidad con tendencia a formas atenuadas de paranoia y de alucinación que se da en las personas sanas).





"Bajar de peso reduce el riesgo de Cancer"

03 MAY 12 | Reduce los niveles de inflamación
Perder peso de forma sana podría también reducir el riesgo de cáncer
Un nuevo estudio halló una reducción en las señales de advertencia de la inflamación.

Medlineplus

Una pérdida de peso moderada reduce los niveles de inflamación que se han relacionado con ciertos cánceres, al menos en mujeres postmenopáusicas, sugiere un estudio reciente.

Según los hallazgos, las mujeres mayores que perdieron al menos cinco por ciento de su peso corporal mediante una dieta sola o mediante una dieta más ejercicio mostraron reducciones significativas en marcadores sanguíneos de inflamación claves, como la proteína C reactiva y la interleucina 6.

Además del riesgo de enfermedad cardiaca, los niveles elevados de esos marcadores se han asociado con un mayor riesgo de varios cánceres, entre ellos cáncer de mama, colon, pulmón y de endometrio.

Los hallazgos aparecen en la edición del 1 de mayo de la revista Cancer Research.

"Nuestros hallazgos respaldan la pérdida de peso a través de la reducción calórica y el aumento del ejercicio como medio de reducir los biomarcadores de inflamación y potencialmente reducir el riesgo de cáncer en las mujeres postmenopáusicas con sobrepeso y obesas", señalaron investigadores liderados por la Dra. Anne McTiernan, directora del Centro de Prevención del Centro de Investigación sobre el Cáncer Fred Hutchinson, en Seattle.

Con el objetivo de perder diez por ciento del peso corporal, las mujeres se asignaron a una dieta de restricción calórica, se les pidió participar en ejercicio aeróbico de moderado a vigoroso durante 45 minutos al día cinco días de la semana, o se les indicó que hicieran ambas cosas.

Durante el estudio de un año, los niveles de proteína C reactiva se redujeron en alrededor de 36 por ciento en el grupo de dieta sola, y en 42 por ciento en el grupo de dieta y ejercicio. Los niveles de interleucina 6 se redujeron en alrededor de 23 por ciento en el grupo de dieta, y en 24 por ciento en el grupo de dieta y ejercicio, mostró el estudio. Hubo reducciones más grandes en esos niveles entre las mujeres que perdieron al menos cinco por ciento de su peso corporal. El ejercicio solo no afectó los niveles de los marcadores de inflamación.

No hubo información sobre si alguna de las 438 mujeres del estudio desarrolló cáncer. Pero "se podría esperar que" una reducción de 40 por ciento en la proteína C reactiva "redujera el riesgo de cáncer de mama, de endometrio y de otros tipos en las mujeres postmenopáusicas", señalaron los autores del estudio.

El Dr. Louis Aronne, fundador y director del Programa Integral de Control del Peso del Hospital Presbiteriano de Nueva York y del Centro Médico Weill Cornell en la ciudad de Nueva York, dijo que "esto añade al cuerpo de evidencia que muestra que con una pérdida pequeña de peso, las células grasas se encojen y las hormonas inflamatorias se reducen. Hay muchas cosas además de la enfermedad coronaria que dependen de la inflamación".

El Dr. Mitchell Roslin, jefe de cirugía para la obesidad del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, se mostró de acuerdo. "La obesidad induce un estado crónico de inflamación que podría también ser causa de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 y ciertos cánceres", señaló. "La obesidad provoca este estado inflamatorio, y cuando la revertimos, también revertimos el proceso que causa ciertos cánceres y diabetes".

FUENTES: Louis Aronne, M.D., founder and director, Comprehensive Weight Control Program, New York-Presbyterian Hospital/Weill Cornell Medical Center, New York City; Mitchell Roslin, M.D., chief of obesity surgery, Lenox Hill Hospital, New York City; May 1, 2012, Cancer Research.