viernes, 18 de enero de 2013

"Pasaron las fiestas y ahora a desintoxicarse"

POR DR. EDGARDO RIDNER / ESPECIAL PARA BUENA VIDA ¿Comimos toxinas durante las Fiestas o, en realidad, hubo demasiados excesos? ¿Comimos alimentos en mal estado o simplemente lo hicimos más de la cuenta? Tras la seguidilla de excesos, mesura al plato Pasaron las Fiestas, una semana de banquetes sibaritas con previa, intermedio y tercer tiempo. Se terminó la gran excusa para el desborde alimentario y llegamos, más rápido de lo que deseamos, al momento de decidir qué hacemos para compensar los excesos de comida que, tal vez, nos dejaron algún recuerdo en la balanza, en algún análisis que evitaremos y hasta en el tensiómetro.
 Muchas veces escuché este tipo de frases: “Después de la cena de fin de año hay que desintoxicarse”. Y siempre me pregunté: ¿nos intoxicamos o simplemente comimos de más? Una toxina es una sustancia que produce algún daño a la salud. ¿La cena tenía toxinas? ¿Cuáles? Paracelso, célebre médico de la Edad Media, sostuvo que cualquier sustancia puede ser un alimento, un remedio o un veneno dependiendo de la cantidad.
Asumiendo que nadie recibió en estas Fiestas comidas contaminadas, llego a la conclusión que puede haber habido exceso de nutrientes pero no de toxinas. Sin embargo, estamos acostumbrados a escuchar comentarios como “ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo” refiriéndose a situaciones tan diversas como bebidas, yuyos de todo tipo o productos para la piel. Para mí, esto equivale a tirar la pelota afuera de la cancha.
 Es más fácil pensar que todo el problema se reduce a buscar sustancias maléficas que no podemos evitar pero son las culpables de lo que nos pasa, y que hay una solución mágica que las retira de nuestro cuerpo, devolviéndonos la pureza y la salud. Cuando alguien me pregunta cómo desintoxicarse, lo primero que pienso es cuál será la toxina que hay que eliminar. Si no comimos nada en mal estado, por suerte no habrá toxinas y el problema aparentemente queda resuelto. Lo que seguramente hubo fue un exceso. Muchos nutrientes, de la mejor calidad pero en alta cantidad. Un atracón. O varios. Y en ese caso, el enfoque médico es distinto: no puedo cambiar la historia, pero tal vez pueda compensarla.
 Hagamos entonces un menú de tres pasos.
 Primer paso: tiempo. La comida entra mucho más rápido que lo que tardamos en gastarla. Somos máquinas eficientes. Por lo tanto, debemos planificar varios días con cuidado alimentario por cada día de exceso previo. Lo siento, el uno a uno no funciona con la comida. Un almuerzo liviano no compensa una cena pesada. Tendrán que ser varios almuerzos y cenas y desayunos y meriendas y picoteos cuidadosos para que consigamos volver a nuestro estado original.
 Segundo paso: honestidad. Todas las calorías cuentan. Engañarnos mirando sólo lo que nos conviene es mal negocio. Seamos auditores escrupulosos de nuestro propio plan de compensación.
 Tercer paso: futuro. No podremos cambiar la historia, pero podemos cambiar el porvenir. Año nuevo, vida nueva, y eso puede muy bien empezar por darle a nuestro cuerpo los alimentos que realmente necesita y no los que nuestra mente desea.
 En realidad, los tres pasos son uno solo: platos más chicos, más variados y mejor balanceados por mucho tiempo, cuidadosamente controlados por nuestra conciencia, para que se transforme en una forma de comer para siempre. Tal vez este año podamos motivarnos para transformar el problema de las comidas en las Fiestas en la oportunidad para iniciar una alimentación mejor. En enero, febrero, marzo y todos los meses de todos los años. Edgardo Ridner es presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y conduce el programa “Como comemos los argentinos”, que se emite por canal Metro, los jueves, a las 17. http://www.facebook.com/ComoComemosLosArgentinos.