Las claves de la longevidad, revisadas
La prescripción para una larga vida es, según afirman los investigadores, trabajar duro y no jubilarse joven.
La Nación
Janice Lloyd / USA Today
El preconcepto de que su trabajo o su jefe lo está llevando a la tumba es uno de los tantos mitos refutados por un análisis realizado en 1528 norteamericanos durante 90 años. Otros mitos: ser optimista, casarse, ir a la iglesia, comer brócoli y ser socio de un gimnasio.
Los investigadores Howard Friedman y Leslie Martin escribieron sus conclusiones en su libro The Longevity Project . "Todos tenemos ideas: no te estreses, no te preocupes, no trabajes tanto, retirate y andá a jugar al golf -dice Friedman, profesor de psicología de la Universidad de California-. Pero no encontramos esos patrones en la gente más longeva."
En el corazón de sus 20 años de investigación se encuentra un estudio iniciado por el psicólogo Lewis Terman en 1921. Terman murió en 1956, pero otros investigadores siguieron adelante. Uno de los participantes fue el biólogo Ancel Keys, cuyo trabajo ayudó a popularizar la dieta mediterránea. Murió en 2004, a los 100 años de edad. Disfrutó de la jardinería durante la mayor parte de su existencia.
"Nos dimos cuenta de que si uno continúa practicando sus actividades durante la edad media de la vida, definitivamente gozará de más salud y vivirá más", explica Martin, psicólogo de la Universidad de California. Existen cinco mitos clave acerca de la longevidad:
Los pensamientos positivos llevan a una vida extensa
En este estudio, los niños cuyos padres describen como extraordinariamente felices y optimistas o que nunca se preocupan tendían a no vivir hasta una edad avanzada. Esta fue una de las más grandes sorpresas del proyecto, según el investigador.
"Seguimos escuchando este consejo de que nos alegremos y que nos mantengamos felices porque eso nos mantendrá sanos -dice Friedman-. Sin embargo, conociendo los resultados de este trabajo, tenemos que estar en desacuerdo."
Los participantes que tuvieron una vida más larga y feliz no eran "cínicos rebeldes ni solitarios", sino personas consumadas, satisfechas con su vida. Muchos sabían que preocuparse a veces es algo bueno. Otra investigación con pacientes de Medicare sugiere que ser neurótico protege la salud.
La jardinería y la caminata no bastan para mantenerse saludable
los investigadores afirman que la recomendación de caminar 30 minutos por día, por lo menos cuatro días por semana en un nivel de moderado a intenso, son buenos consejos médicos, pero pobres consejos prácticos. El estudio mostró que la actividad en la adultez es lo más importante para la salud y la longevidad. Pero más que jurar hacer algo para estar en forma (como correr) y después odiarlo y dejarlo, lo que conviene es encontrar algo que a uno le guste.
"Analizamos a aquellos que se mantuvieron activos, y no fueron los niños que pertenecieron a equipos deportivos. Eran los que habían mantenido el patrón de realizar actividad física. Lo que hacían los mantenía lejos de la silla, ya fuera la jardinería, sacar a pasear al perro o ir a visitar museos."
Alégrate: estar serio es malo
Para los autores, uno de los rasgos de personalidad que mejor predecía la longevidad era ser concienzudo ("cualidad de una persona prudente, persistente, organizada, un poco obsesiva y para nada despreocupada"). Explican que la razón más obvia "es que las personas concienzudas hacen más cosas para proteger su salud y realizan menos actividades riesgosas". "Lo que caracterizaba a quienes vivían más era la combinación de persistencia, autonomía y la ayuda de otras personas", dice Friedman. Los jóvenes que eran frugales, persistentes, detallistas y responsables fueron los que más vivieron.
Relájate y no trabajes tanto
Los que tenían las carreras más exitosas eran los que tenían menos probabilidad de morir jóvenes. Los que cambiaban todo el tiempo de trabajo sin una progresión clara, en general no vivían una larga vida, a diferencia de los que tenían cada vez más responsabilidades. Los participantes que seguían trabajando hasta los 70 años vivían mucho más que sus colegas más relajados. "Esta orientación hacia la productividad importaba más que sus relaciones sociales o que su sentido de felicidad o de bienestar."
"No eran los participantes más felices ni los más relajados los que vivían más -escriben los autores-. Eran los que estaban más comprometidos con lograr sus metas."
Cásate y vivirás más tiempo
Los autores analizaron a los casados en segundas nupcias, los que nunca se divorciaron, los que sí y los eternos solteros, y encontraron muchas diferencias entre los grupos y los géneros.
"Podemos decir que un matrimonio sexualmente satisfactorio y feliz es un buen indicador de salud futura y longevidad", pero para una mujer ser soltera puede ser tan saludable como estar casada, especialmente si ella tiene otras relaciones sociales satisfactorias.
En el estudio, los hombres casados fueron lo que más vivieron. Los solteros les ganaron a los que se volvían a casar, pero no a los hombres casados. Entre las mujeres, las divorciadas y las solteras vivían casi lo mismo que las casadas.
"Divorciarse era mucho menos dañino para la salud de la mujer [que para la del hombre]", concluye el autor.
La prescripción para una larga vida es, según afirman los investigadores, trabajar duro y no jubilarse joven.
La Nación
Janice Lloyd / USA Today
El preconcepto de que su trabajo o su jefe lo está llevando a la tumba es uno de los tantos mitos refutados por un análisis realizado en 1528 norteamericanos durante 90 años. Otros mitos: ser optimista, casarse, ir a la iglesia, comer brócoli y ser socio de un gimnasio.
Los investigadores Howard Friedman y Leslie Martin escribieron sus conclusiones en su libro The Longevity Project . "Todos tenemos ideas: no te estreses, no te preocupes, no trabajes tanto, retirate y andá a jugar al golf -dice Friedman, profesor de psicología de la Universidad de California-. Pero no encontramos esos patrones en la gente más longeva."
En el corazón de sus 20 años de investigación se encuentra un estudio iniciado por el psicólogo Lewis Terman en 1921. Terman murió en 1956, pero otros investigadores siguieron adelante. Uno de los participantes fue el biólogo Ancel Keys, cuyo trabajo ayudó a popularizar la dieta mediterránea. Murió en 2004, a los 100 años de edad. Disfrutó de la jardinería durante la mayor parte de su existencia.
"Nos dimos cuenta de que si uno continúa practicando sus actividades durante la edad media de la vida, definitivamente gozará de más salud y vivirá más", explica Martin, psicólogo de la Universidad de California. Existen cinco mitos clave acerca de la longevidad:
Los pensamientos positivos llevan a una vida extensa
En este estudio, los niños cuyos padres describen como extraordinariamente felices y optimistas o que nunca se preocupan tendían a no vivir hasta una edad avanzada. Esta fue una de las más grandes sorpresas del proyecto, según el investigador.
"Seguimos escuchando este consejo de que nos alegremos y que nos mantengamos felices porque eso nos mantendrá sanos -dice Friedman-. Sin embargo, conociendo los resultados de este trabajo, tenemos que estar en desacuerdo."
Los participantes que tuvieron una vida más larga y feliz no eran "cínicos rebeldes ni solitarios", sino personas consumadas, satisfechas con su vida. Muchos sabían que preocuparse a veces es algo bueno. Otra investigación con pacientes de Medicare sugiere que ser neurótico protege la salud.
La jardinería y la caminata no bastan para mantenerse saludable
los investigadores afirman que la recomendación de caminar 30 minutos por día, por lo menos cuatro días por semana en un nivel de moderado a intenso, son buenos consejos médicos, pero pobres consejos prácticos. El estudio mostró que la actividad en la adultez es lo más importante para la salud y la longevidad. Pero más que jurar hacer algo para estar en forma (como correr) y después odiarlo y dejarlo, lo que conviene es encontrar algo que a uno le guste.
"Analizamos a aquellos que se mantuvieron activos, y no fueron los niños que pertenecieron a equipos deportivos. Eran los que habían mantenido el patrón de realizar actividad física. Lo que hacían los mantenía lejos de la silla, ya fuera la jardinería, sacar a pasear al perro o ir a visitar museos."
Alégrate: estar serio es malo
Para los autores, uno de los rasgos de personalidad que mejor predecía la longevidad era ser concienzudo ("cualidad de una persona prudente, persistente, organizada, un poco obsesiva y para nada despreocupada"). Explican que la razón más obvia "es que las personas concienzudas hacen más cosas para proteger su salud y realizan menos actividades riesgosas". "Lo que caracterizaba a quienes vivían más era la combinación de persistencia, autonomía y la ayuda de otras personas", dice Friedman. Los jóvenes que eran frugales, persistentes, detallistas y responsables fueron los que más vivieron.
Relájate y no trabajes tanto
Los que tenían las carreras más exitosas eran los que tenían menos probabilidad de morir jóvenes. Los que cambiaban todo el tiempo de trabajo sin una progresión clara, en general no vivían una larga vida, a diferencia de los que tenían cada vez más responsabilidades. Los participantes que seguían trabajando hasta los 70 años vivían mucho más que sus colegas más relajados. "Esta orientación hacia la productividad importaba más que sus relaciones sociales o que su sentido de felicidad o de bienestar."
"No eran los participantes más felices ni los más relajados los que vivían más -escriben los autores-. Eran los que estaban más comprometidos con lograr sus metas."
Cásate y vivirás más tiempo
Los autores analizaron a los casados en segundas nupcias, los que nunca se divorciaron, los que sí y los eternos solteros, y encontraron muchas diferencias entre los grupos y los géneros.
"Podemos decir que un matrimonio sexualmente satisfactorio y feliz es un buen indicador de salud futura y longevidad", pero para una mujer ser soltera puede ser tan saludable como estar casada, especialmente si ella tiene otras relaciones sociales satisfactorias.
En el estudio, los hombres casados fueron lo que más vivieron. Los solteros les ganaron a los que se volvían a casar, pero no a los hombres casados. Entre las mujeres, las divorciadas y las solteras vivían casi lo mismo que las casadas.
"Divorciarse era mucho menos dañino para la salud de la mujer [que para la del hombre]", concluye el autor.