viernes, 26 de octubre de 2012

"Anorexia y Obesidad se parecen"

Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y de la Universidad de Barcelona, así como del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) han encontrado que pacientes con situaciones extremas de peso, como anorexia nerviosa y obesidad, pueden compartir ciertas correlaciones neurobiológicas, relacionados con las vías de la recompensa y los circuitos neuronales relacionados con la comida. La identificación de las características comunes en trastornos alimentarios y obesidad con episodios recurrentes, como comer alimentos muy apetecibles en exceso, relacionados con emociones negativas y restricción dietética, ha llevado a modelar estas condiciones como consecuencia de una adicción a estos alimentos. Los grupos con condiciones extremas de peso pueden compartir factores de riesgo biológicos y fenotipos neurocognitivos. Entre estos estaría la disfunción ejecutiva, caracterizada fundamentalmente por alteraciones en la capacidad de tomar decisiones, inhibir respuestas no adecuadas y flexibilidad cognitiva. El objetivo de este estudio, que publica la revista PLoS ONE, ha sido investigar si existe un patrón común de disfunción ejecutiva en estos grupos comparando pacientes con anorexia nerviosa, obesidad y sujetos control. Los estudios de neuroimagen indican que las alteraciones en los circuitos de la dopamina están implicadas en algunos comportamientos alimentarios y en el abuso de drogas. Según los autores, comer en exceso es una señal de una disparidad entre los circuitos relacionados con la motivación y la recompensa (comportamiento) y aquellos implicados en la respuesta de inhibición. En sujetos vulnerables, la ingestión de cantidades elevadas de alimentos puede perturbar el equilibrio entre circuitos, aumentando el valor de refuerzo de la alimentación y disminuyendo la actividad de los circuitos relacionados con el control y la inhibición, lo que podría resultar en un comportamiento impulsivo y una ingestión alimentaria compulsiva. Los participantes en el estudio han sido mujeres, con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años. Los hallazgos sugieren que los sujetos con condiciones extremas de peso muestran un patrón ejecutivo similar, lo que podría estar jugando un papel en el desarrollo y mantenimiento de estos trastornos. La anorexia nerviosa se asocia con alteraciones en la atención y en el funcionamiento ejecutivo, principalmente en la toma de decisiones. Además, se ha observado una elevada impulsividad en sujetos obesos que corrobora un perfil ejecutivo disfuncional en la obesidad. Tales deficiencias en la toma de decisiones, inhibición de respuesta y la flexibilidad cognitiva en condiciones extremas de peso remarca la importancia de un adecuado funcionamiento ejecutivo para el control de la conducta alimentaria. Características comunes El estudio propone examinar si estos grupos de pacientes, de anorexia nerviosa a obesidad, presentan un perfil similar de disfunción ejecutiva. Los investigadores sospechaban que los dos grupos clínicos debían tener perfiles ejecutivos similares, aunque la disfunción podría ser diferente entre ellos. “Este es el primer estudio que compara el perfil de las funciones ejecutivas de los grupos con condiciones extremas de peso empleando medidas validadas de toma de decisiones, inhibición de respuesta e impulsividad”, comenta Fernando Fernández-Aranda, investigador principal del estudio. Los resultados muestran un patrón similar en los dominios ejecutivos evaluados por las tareas neuropsicológicas. Las diferencias más marcadas se han hallado en la flexibilidad cognitiva y en la toma de decisiones, en las que tanto las pacientes anoréxicas como los sujetos obesos mostraron importantes dificultades. “Nuestros resultados apoyan la hipótesis de que la capacidad de toma de decisiones se ve afectada en estos pacientes”, sigue el investigador del IDIBELL y CIBEROBN. El rendimiento de los sujetos obesos en estas áreas podría estar asociado con un elevado nivel de impulsividad. Se ha establecido que los sujetos impulsivos muestran limitaciones en el aprendizaje de las asociaciones adecuadas entre recompensa y castigo. Como consecuencia, estos sujetos tienen una capacidad reducida para retrasar la gratificación, mostrando una impulsividad caracterizada por comer en exceso y aumentar de peso. Por otra parte, el comportamiento de los pacientes con anorexia nerviosa es rígido y obsesivo, con una elevada resistencia a los cambios, en contraste con los sujetos obesos. “Nuestros resultados no sólo confirman la hipótesis de que las personas obesas tienen dificultades para inhibir una conducta automática o dominante, sino que también apuntan a la impulsividad y las dificultades en la inhibición de respuestas como un rasgo distintivo en el perfil ejecutivo de la obesidad en el marco de las condiciones extremas de peso”, concluye el investigador principal. De acuerdo con este estudio, el tratamiento, tanto para pacientes con anorexia nerviosa como con obesidad, debe centrarse en los problemas de autocontrol, conductas impulsivas o el déficit de toma de decisiones característicos de estos trastornos.
 bibliografia: Fagundo AB, de la Torre R, Jiménez-Murcia S, Agüera Z, Granero R, Tárrega S, Botella C, Baños R, Fernández-Real JM, Rodríguez R, Forcano L, Frühbeck G, Gómez-Ambrosi J, Tinahones FJ, Fernández-García JC, Casanueva FF, Fernández-Aranda F. (2012). Executive functions profile in extreme eating/weight conditions: from anorexia nervosa to obesity. PLoS One, 7(8): e43382. Epub 2012 Aug 21. PMID: 22927962 [PubMed - in process]

sábado, 20 de octubre de 2012

"Dieta Mediterránea la mas efectiva"

"The New England Journal of Medicine" La dieta mediterránea genera un descenso de peso sostenible "Con la dieta mediterránea se puede comer casi todo. Es más compatible con la vida real". Reuters Por Gene Emery NUEVA YORK (Reuters Health) - Los trabajadores que en un estudio adhirieron a la dieta mediterránea durante dos años tendieron a recuperar menos peso perdido que los voluntarios con una dieta reducida en grasa o carbohidratos. Además, el primer grupo obtuvo la mayor reducción del colesterol, aunque la diferencia entre los dos grupos no siempre fue tan evidente. Los resultados, publicados en The New England Journal of Medicine, sugieren que los programas alimentarios que se promueven en el lugar de trabajo pueden tener efectos duraderos, en especial cuando se utiliza la dieta mediterránea o reducida en carbohidratos. Los autores les indicaron a 322 trabajadores con obesidad moderada realizar una de tres dietas durante dos años. Luego, los controlaron durante cuatro años más. Los participantes tenían un índice de masa corporal (IMC) promedio de 31 y eran principalmente hombres. El autor principal, doctor Dan Schwarzfuchs, del Centro de Investigación Nuclear, Negev, Dimona, Israel, explicó que los participantes pudieron adelgazar en dos años unos 2,9 kilos con la dieta reducida en grasa, 4,4 kilos con la dieta mediterránea y 4,7 kilos con la dieta reducida en carbohidratos. Cuatro años después, los resultados de los 259 participantes disponibles revelaron que el 67 por ciento seguía la dieta original, el 11 por ciento la había reemplazado por otra y el 22 por ciento había suspendido la dieta. Y, aunque los grupos que habían realizado las dietas reducidas en grasas y carbohidratos habían recuperado casi todo el peso perdido, los voluntarios tratados con la dieta mediterránea recuperaron sólo 1,4 kilos durante los cuatro años de seguimiento. Schwarzfuchs aclaró que los participantes ignoraban que serían controlados después de finalizar el estudio. "Podían hacer lo que querían. Quisimos ver qué ocurre en la vida real." Consideró que los resultados no los sorprenden. "La dieta reducida en calorías y grasa es difícil de seguir. Con la dieta mediterránea se puede comer casi todo. Es más compatible con la vida real", agregó. El equipo halló también que la dieta mediterránea logró la mayor reducción del colesterol total en el largo plazo (unos 13,9 mg/dL a los seis años). Aun así, el grupo con la dieta reducida en carbohidratos alcanzó la mayor reducción de la relación de colesterol LDL-HDL. La doctora Meghana Gadgil, de la Facultad de Medicina de Johns Hopkins University, Baltimore, opinó que el estudio "indica que los cambios positivos de la dieta rica en fibra y grasa monoinsaturada se pueden sostener en el largo plazo". Pero dado que un tercio de los participantes abandonó o reemplazó la dieta, la especialista dijo que es difícil sacar conclusiones sobre qué dieta fue la más efectiva. Consideró "interesante" las variaciones positivas del colesterol con la dieta reducida en carbohidratos, dado que ese grupo recuperó durante el seguimiento casi todo lo que había adelgazado. El Centro de Investigación Nuclear de Negev, el Departamento de Ciencia del Ministerio de Salud de Israel y la Fundación para la Investigación doctor Robert C. y Veronica Atkins financiaron el estudio.
 FUENTE: New England Journal of Medicine, 2012

miércoles, 17 de octubre de 2012

"Tomate reduce riesgo de ACV"

Un antioxidante del tomate reduciría el riesgo de ACV El licopeno es una sustancia química que le aporta el color rojizo a alimentos como el tomate. Reuters Por Amy Norton NUEVA YORK (Reuters Health) - Un estudio sugiere que en los hombres que consumen tomate disminuiría el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV). Un equipo de Finlandia halló entre más de 1.000 hombres que aquellos con niveles del antioxidante licopeno relativamente altos eran menos propensos a tener un ACV en 12 años. El licopeno es una sustancia química que le aporta el color rojizo a alimentos como el tomate, los pimientos rojos, la sandía y la papaya. Para la mayoría, los tomates y sus derivados son la mayor fuente de licopeno en la dieta. Pero el estudio, publicado en la revista Neurology, no prueba que el consumo de tomates y ketchup disminuya el riesgo de tener un ACV. "Este tipo de estudio es interesante, pero tiene varias limitaciones", opinó el doctor Larry B. Goldstein, director del Centro de ACV de Duke y profesor del Centro Médico de la Duke University, en Durham, Carolina del Norte. Goldstein sostuvo que existirían otros factores en los hombres con altos niveles de licopeno, que el estudio no determinó, que podrían explicar la menor predisposición a un ACV. El estudio incluyó 1.031 hombres de entre 46 y 65 años; se determinaron los niveles en sangre de licopeno, alfa y beta caroteno y vitaminas E y A. En 12 años, se registraron 11 ACV en el 25 por ciento de los participantes con los niveles de licopeno más altos, frente a 25 en el 25 por ciento con los niveles más bajos. Tras considerar los factores que modifican el riesgo de tener un ACV (tabaquismo, hipertensión y diabetes), el grupo con altos niveles de licopeno se mantuvo con un 55 por ciento menos riesgo de tener un infarto cerebral. El resto de los nutrientes no estuvo asociado con ese riesgo. Jouni Karppi, de la Universidad de Finlandia del Este, en Kuopio, consideró viable que el licopeno influya de manera directa en el riesgo de padecer un ACV. El licopeno es un "antioxidante potente", dijo. Eso quiere decir que protege las células del daño que puede producir enfermedad. Ensayos de laboratorio sugieren que elimina la inflamación sistémica y los coágulos sanguíneos, a la vez que superaría a otros antioxidantes. Pero el estudio carece de información clave, como los hábitos alimentarios de los participantes, que explicarían por qué el licopeno está asociado con una reducción del riesgo de ACV. Karppi dijo que los resultados respaldan la recomendación de consumir gran cantidad de frutas y verduras. Para Goldstein, la alimentación saludable es clave. Recordó que existen ejemplos en los que los investigadores y la población habrían puesto demasiadas esperanzas en un solo nutriente, como la vitamina E o el betacaroteno. No obstante, ensayos clínicos versus placebo mostraron que la vitamina E no reducía el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca y que el betacaroteno podría estar asociado hasta con un aumento del riesgo cardíaco en algunas personas. "Los resultados respaldan las actuales recomendaciones: tener una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras", finalizó Goldstein. FUENTE: Neurology, online 8 de octubre del 2012